La Barriada/Martin Aguilar/El pez por su boca muere

Con el inicio de las pascuas y del domingo de Resurrección, quien al parecer ha vuelto del más allá es Humberto Morgan, el exchavo banda que se regeneró para ingresar al servicio público, del cual había tomado distancia para dedicarse a tareas comunitarias, sobre todo en el pueblo de Santa Fe.

 

Morgan, quien fue integrante de Los Panchitos, pandilla que a finales de los 70 surgió en las zonas populares de la Álvaro Obregón, había pasado por la política y la administración pública, trabajando básicamente con gobiernos del PAN y del PRD.

 

Tras desaparecer del espectro político en 2018, aduciendo que se dedicaría a su negocio de reparación de motos —de las que es muy aficionado—, y a mantener un taller de ayuda a chavos banda en la colonia El Pocito, de alta marginación.

 

Pero quienes lo conocen dicen que lo han visto muy activo en tierras de la alcaldesa Lía Limón; no con ella, sino haciendo trabajo político con líderes perredistas ligados al desaparecido Leonel Luna, que se dicen maltratados por la actual administración.

 

El Morgan reaparece apenas un par de meses después de que Óscar Cruz, hermano de Leonel, abriera un módulo de gestión precisamente en Álvaro Obregón, lo que reactivó a varios perredistas en esa parte de la capital.

 

La resurrección se presenta en un momento definitorio, pues no se sabe aún si Lía será candidata a jefa de Gobierno por la alianza PAN-PRD-PRI, pues, aunque sus posibilidades son remotas, aún se le pueden alinear los astros.

 

Si se presentara ese escenario, los panistas no tienen muy claro quién podría sustituirla; tendrían que pensar en alguien que unifique a los disgregados, a fin de que puedan apoyan de nuevo a la alianza.

 

La falta de un candidato aliancista visible para Álvaro Obregón en 2024, y la debilidad de Morena, que no ha logrado consolidar a nadie, hace más interesante la reaparición de personajes como Óscar y El Morgan, que  pueden convertirse en factores de decisión.

 

Por la 4T suenan los de siempre, a estas alturas cada vez más disminuidos, como Valentina Batres, Eduardo Santillán y hasta Fernando Zárate, pero la realidad es que ninguno de ellos prende.

 

Y quizá ni a Óscar ni a Morgan les alcance para aspirar a la alcaldía, pero de que se pueden convertir en factores de decisión para el año entrante, nadie lo duda; cada voto se peleará con uñas y dientes.

 

Ambos pueden ser apetecibles piezas no solamente para quienes aspiren llegar a la alcaldía obregonense, sino a quienes disputen la Jefatura de Gobierno, donde un sufragio puede ser la diferencia entre ganar a perder.

 

De Óscar ya se sabía que empezó a operar, muy probablemente para Ricardo Monreal, pero de El Morgan nadie tenía idea. Varios lo daban por muerto, pero al parecer sólo andaba de parranda.

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