La orden presidencial de adelantar los tiempos sucesorios, ahondó las diferencias entre las corcholatas que aspiran a la candidatura presidencial de Morena en 2024, lo cual ha tensado internamente a todo el oficialismo.
Al reducirse a tres el número de aspirantes por el partido oficial, la intensidad de los ataques entre ellos se nota, no sólo en la calle, sino también al interior de los grupos de poder, incluyendo los gobernadores de la 4T.
La lucha más cruenta se da entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, que son los dos que han venido punteando en las encuestas. El canciller ha exigido en reiteradas ocasiones piso parejo en la contienda, pero su exempleado Mario Delgado sólo patea el bote.
A la advertencia de Ebrard en el sentido de que si Morena no define con claridad las reglas de la elección interna, el escenario puede convertirse en una auténtica selva, la jefa de Gobierno ordenó eliminar todas las bardas que el equipo de su rival había pintado en la ciudad.
Y es que al acortar los tiempos para la encuesta con la que la 4T elegirá a su candidato, la urgencia de todos los aspirantes es que su conocimiento público crezca a la velocidad de la luz.
Como a últimas fechas Sheinbaum se ha mantenido a la cabeza, su techo de crecimiento es más limitado. Por eso busca evitar que Adán Augusto y Marcelo suban, sobre todo este último, porque la podría rebasar en las preferencias.
Ésa es la razón principal de que las bardas del canciller desaparezcan, pues se trata de evitar que su nombre se fije entre la población votante, sobre todo ante la cercanía de las encuestas, cuya credibilidad será vital para evitar un rompimiento interno.
La estructura del partido parece inclinarse por Sheinbaum, incluso por Adán Augusto como segunda opción, y por eso el canciller propone que sean varias encuestas, abiertas a toda la población, y que las realicen empresas reconocidas.
El proceso de la candidatura presidencial es importantísimo, pues influye en las definiciones para las demás posiciones, como las nueve gubernaturas que estarán en juego el año entrante, pero, sobre todo, la Jefatura de Gobierno de la CDMX.
Aquí es donde muchos dicen podría estar el premio de consolación para Ricardo Monreal, a cambio de que levante la mano a quien Palacio Nacional dé la candidatura.
Los que saben de estos asuntos dicen que el senador sólo estaría esperando que se defina la candidatura presidencial, para amarrar con quien gane, su opción al gobierno capitalino.
Por lo pronto el zacatecano ha dado un giro de 180 grados ante el Presidente, de quien era uno de sus mayores críticos al interior de la 4T; hoy es uno de sus máximos tapetes, lo cual ha llamado la atención.
La presión al interior crece y la única válvula que medio contiene la presión de la olla morenista son las elecciones del Edomex, aunque muchos creen que ni eso podría impedir que estallen las cosas en cualquier momento.
Y mientras Claudia y Marcelo se desgreñan, Adán Augusto se mantiene como la tercera vía, ésa con la que muchos sueñan.
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