La Barriada/Martín Aguilar/El metro y Sheinbaum a la baja

Quien le haya recomendado meter a los militares al Metro, es porque le quiere poner una trampa.

 

Una apuesta muy arriesgada tomó Claudia Sheinbaum, al decidir que más de seis mil elementos de la Guardia Nacional vigilarán desde ayer todas las estaciones y andenes del Metro.

 

Y como se trata de un cuerpo de seguridad integrado por militares y comandado por las Fuerzas Armadas, pues, técnicamente es una militarización del Metro —casi como el Tren Maya— y eso indudablemente tiene varias aristas… todas negativas.

 

Si bien no se le da la operación del Sistema de Transporte Colectivo a los militares, sí se les otorga el control de la seguridad, con una capacidad de fuerza tres veces mayor a la de la Policía Auxiliar de la CDMX y a la de su propio personal de seguridad.

 

Los capitalinos recuerdan que así comenzó a forjarse la dictadura en Venezuela, por ejemplo, donde los militares asumieron el control del transporte público, entre muchas otras cosas.

 

Y advierten que la idea de la 4T es que la gente se acostumbre a ver a los militares como parte de la cotidianidad, para que empiecen a aceptarlos socialmente en tareas propias de gobierno.

 

Otra cosa es que, al darle entrada a una guardia militar con tres veces más elementos que la Policía Preventiva, esta acción se puede leer como un reconocimiento tácito de que Sheinbaum no cree que la SSC sea capaz de cuidar bien a los usuarios.

 

Esto, a pesar de que la jefa de Gobierno presume todo el tiempo que tiene al mejor secretario de Seguridad, Omar Hamid García Harfuch, quien, por cierto, apoyó la llegada de la Guardia Civil al Metro… claro, qué le quedaba decir.

 

También se lee como una declaración de guerra al sindicato de Fernando Espino, al que ningún gobierno ha podido mover. Claudia quiere su cabeza, pues asegura que él y su gente sabotean el servicio para perjudicarla.

 

Este tema puede traer consecuencias graves para los usuarios y para la propia funcionaria, pues nada en el Metro se mueve si Espino no lo autoriza, y sí, en cambio, puede convertir al STC en un verdadero infierno.

 

Quien le haya recomendado a Sheinbaum meter a los militares al Metro, seguramente es porque quiere poner una trampa. Si con todo y la Guardia continúan las tragedias, se quemará ella y desprestigiar a ese cuerpo.

 

Ya no tendrá pretexto si el servicio sigue en picada —como hasta ahora—, aunque de mantenimiento los militares no sepan nada. Será interesante ver quién coordina a quién en los andenes: si los policías a los militares o al revés.

 

La decisión de Claudia pega en el corazón de la UNAM, su alma mater, pues la historia entre soldados y universitarios nunca ha sido la mejor desde 1968. Incluso, el 5 de diciembre de 2018, cuando tomó posesión del cargo, hasta los granaderos desaparecieron.

 

Y ahora militariza el Metro… ya ni Díaz Ordaz. 


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