La Barriada/Martín Aguilar/Donde manda capitán

Sin una cabeza que ponga orden en la Ciudad de México, los aspirantes de Morena para suceder a Claudia Sheinbaum organizan sus propios equipos de campaña, todos paralelos al que en teoría debería tener el partido oficial.

 

Aunque tiene claro que, debido a las gubernaturas que el próximo año se disputarán en el país, la 4T tendrá que optar por una mujer para la capital —a fin de cumplir con la regla de equidad de género—, Mario Delgado arma su propia estructura territorial.

 

No tiene oportunidad de ser candidato, pero en una de ésas le alcanza de nuevo para una senaduría, por ejemplo, pues, a pesar de ser el dirigente nacional del partido y de haber coordinado a la fracción mayoritaria en San Lázaro, no tiene proyecto propio.

 

Le está metiendo buena lana para hacer ruido, pero no es el único; antes que él lo comenzó a hacer la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, otra que tampoco tiene oportunidad.

 

Al interior de Morena dicen que lo que en realidad buscan ambos personajes es entrar por repechaje a una legislatura y, aunque Brugada también se vería como senadora, en una de esas aceptaría la coordinación del oficialismo en Donceles.

 

Las que en realidad se asoman como las más viables para suceder a Sheinbaum son la secretaría de Bienestar, Ariadna Montiel, y la de Seguridad Pública federal, Rosa Icela Rodríguez, quienes recién salieron a la pista, por indicaciones de Palacio Nacional.

 

Aunque ambas cuentan con operadores territoriales, que también se están moviendo en las diversas alcaldías, la verdad es que las funcionarias federales han hecho más campañas de aire, sobre todo en medios afines.

 

De cualquier forma, en los territorios los liderazgos ya se empiezan a decantar y a tomar partido, lo que tiene confundidos a todos, pues ven a varios equipos operando al mismo tiempo y a cada quien por su lado.

 

Y por si fuera poco, los aspirantes presidenciales también están haciendo lo mismo, con más ruido que efectividad, pero generando al caos.

 

Marcelo Ebrard ha dividido la CDMX en zonas y ha nombrado a responsables de área, que técnicamente se coordinarán con Alberto Esteva y Jesús Valdés, quien por cierto siempre le ha fallado, pero sigue confiando en él.

 

Otra corcholata es Ricardo Monreal, quien a través de Néstor Núñez busca allegarse de liderazgos en las 16 alcaldías, por lo que también ha estado invitando a grupos para que se sumen al proyecto.

 

Con tantos aspirantes corriendo al mismo tiempo en la capital, más los que le operan directamente a Claudia, el territorio es un verdadero relajo y no se ve cómo se pueda poner orden, pues nadie hace caso a nadie.

 

Ni modo que el pobre Sebastián Ramírez, recién nombrado dirigente de Morena en la capital, pueda hacer algo, si nadie lo pela. Para la mayoría de los morenos es como si no existiera, pues ni lo conocen; para quienes lo conocen, solamente es El Sebas.


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