La Barriada/Martín Aguilar/El pez por su boca muere

Si recordamos, en octubre pasado, el Presidente Andrés Manuel López Obrador "destapó" a 42 opositores como aspirantes a la Presidencia.

 

Pero con suma antelación, había dado luz verde a los suyos en número mucho menor, aunque con el paso de los días lo depuró.

 

En su lista sólo quedaron Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

 

Al final de 2022 -el 29 de diciembre-, anunció que en su partido estaban "los mejores servidores del mundo".

 

Sobra decir a quiénes citó como esos "mejores". En esa lista no incluyó al senador Ricardo Monreal.

 

Este apunte surge, porque como en el viejo régimen, López Obrador busca a toda consta ejercer un poder absoluto para controlar la sucesión.

 

A la oposición la minimiza y se burla de los aspirantes. Incluyó a periodistas que ni por error han levantado la mano como Carlos Loret.

 

De antemano se sabe que el método preferido del Presidente para elegir candidatos son las "encuestas" que nadie conoce, incluidos los protagonistas.

 

Ahí es donde está la trampa, lo cual le sale muy bien al político de Tabasco. Ya se la hizo a Ebrard en 2012.

 

El canciller le ganó en las encuestas en aquella ocasión, pero López Obrador amagó con postularse por otro partido si no le deban la candidatura.

 

Con el paso de los años, perfeccionó la selección de candidatos con el uso de tómbolas, de donde surgieron diputadas amas de casa.

 

Para los últimos procesos, se han usado las encuestas calificadas como amañadas por los perdedores en Morena.

 

¿Qué debe hacer la oposición? ¿Cuál método debe elegir para seleccionar el candidato de una eventual alianza?

 

Se torna algo complicado debido a que la suma de los aspirantes del PAN, PRI y PRD, es elevada. Pero no tanto como la enlistada por el Presidente.

 

Hay quienes proponen una serie de debates entre los aspirantes, valorados y calificados por especialistas, incluidos representantes de la sociedad civil.

 

Otros se inclinan por una batería de encuestas certificadas que den certeza sobre el personaje mejor posicionado.

 

Sin embargo, falta definir si habrá alianza entre los tres partidos, con experiencia de gobierno federal y en la Ciudad de México.

 

En los corrillos políticos se ha ventilado que existe un preacuerdo sólo entre el PRI y PAN.

 

Dicho proyecto político consistiría en que el PRI encabece la alianza en el Estado de México y en Coahuila. Todo apunta en esa ruta.

 

¿Y el PAN? Estaría encabezando la alianza a nivel nacional en 2024. Es prematuro decirlo pero ha sido expresado por algunos de los aspirantes.

 

El caso es que el tiempo apremia. Primero el acuerdo, luego el método y después la figura. Esa es la ruta a seguir en la oposición. 


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