La Barriada/Martín Aguilar/Nadie sabe para quién trabaja

En una situación "más normal", la propuesta del diputado perredista Jorge Gaviño y del hoy consultor financiero Mario de Constanzo, para la creación de Bonos COVID en apoyo a la economía del gobierno, sería muy afortunada.

Pero en la actual situación, donde en la 4-T no quieren saber de endeudamiento alguno, y sí de dinero fresco que le permita ampliar sus programas sociales, la proposición luce definitivamente desafortunada.

Y es que Gaviño y Di Constazo proponen que en lugar de obligar a cerca de 50 mil burócratas a donar 25 por ciento de su salario para el combate a la pandemia del coronavirus, se les invite a invertir en bonos COVID.

¿Cómo sería esto, según estos dos personajes?

Se invitaría a los burócratas que quieran aportar de 100 pesos en delante de su salario a las finanzas públicas, a manera de ahorro o inversión, para fortalecer la capacidad financiera del gobierno durante estos meses de emergencia.

A cambio de su aportación, el gobierno les entregaría un bono, que podrían cobrar al término de año con sus respectivos intereses, lo que significaría una ganancia para los que cooperen, en todo caso lo podrían ver como un ahorro.

Porque tal como está el decreto gubernamental, que pide a sus empleados donar "voluntariamente" 25 por ciento de su salario, incluso renuncien al cobro de sus aguinaldos, actuaría en perjuicio de la economía familiar de los trabajadores.

Las estimaciones de Gaviño y Di Constanzo, en caso que el Congreso aprobara la creación de los bonos COVID, es que el gobierno podría obtener alrededor de 10 mil millones de pesos, que le daría un respiro en estos tiempos de crisis.

La propuesta podría ser buena, si no fuera por los pequeños asegunes.

En primer lugar, habría que ver que lo que quiere el gobierno de la 4-T es que sus trabajadores le regalen el dinero, no que se lo presten y que además les tengan que pagar después con intereses.

En segundo lugar, quizá los trabajadores no confíen tanto en su gobierno, y a pesar de que sean bonos aprobados por el Congreso, al final las autoridades salgan con que no tienen lana y les hagan perdedizos sus ahorros.

Pero lo más importante es que si el gobierno quisiera deuda, sería tan fácil pedir dinero al Fondo Monetario Internacional, que está prestando sin cobrar ningún interés. De esta forma la 4-T no tendría que pagar rendimientos a sus empleados.

No, los pejistas quieren el dinero de sus trabajadores regalado. Así que la propuesta de Gaviño y Di Constanzo –quien por cierto en un tiempo fue cercanísimo al Presidente-, desgraciadamente se va a quedar en el anecdotario.

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