La Barriada/Martín Aguilar/Un gallo muy gastado

Si Luis Echeverría Álvarez fue el último secretario de Gobernación que en 1970 saltó de su puesto a la Presidencia de la República, y de ahí nadie más lo ha logrado, ¿por qué entonces hay que creer que Adán Augusto López Hernández pudiera ser el candidato de Morena?

 

La actual administración ha retomado en varios sentidos las políticas aplicadas durante ese lejano sexenio priista, donde ni el recientemente fallecido expresidente pudo imponer como su sucesor a quien fuera su titular de Gobernación, Mario Moya Palencia.

 

Si la historia tiene palabra, habría que descartar a Adán Augusto, lo que en teoría tendría que beneficiar a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, como la que más posibilidades tendría de ser la candidata oficial en 2024.

 

Pero aquí la historia se atraviesa de nuevo, pues jamás ningún gobernante de la capital ha podido saltar directamente del gobierno a la silla presidencial. Ni el propio Andrés Manuel López Obrador, quien tuvo que esperar doce años para lograrlo, y por otro partido.

 

En 1997, Cuauhtémoc Cárdenas obtuvo la primera Jefatura de Gobierno, donde solamente estuvo de paso, pues al año y medio se fue a buscar la Presidencia de la República, pero fue derrotado por Vicente Fox en 2000.

 

Le siguió el propio López Obrador, que en 2006 fue derrotado por el panista Felipe Calderón, derrota que sigue sin reconocer, y que tomó como una de sus banderas para buscar desaparecer al INE.

 

Después vino Marcelo Ebrard, que en 2012 se tuvo que bajar de la contienda para dar paso a un segundo intento de Andrés Manuel, quien nuevamente fue derrotado, esta vez por el priista Enrique Peña Nieto.

 

En 2018, Miguel Ángel Mancera recién iniciaba su precampaña en medios electrónicos para buscar la postulación perredista a la Presidencia, pero en el trayecto se le atravesó el terremoto de 2017 que sacudió a la capital y derrumbó sus esperanzas.

 

No sólo se quedó sin la silla presidencial, sino que tuvo que entregar la Ciudad de México —joya de la corona— a Sheinbaum, quien a su vez hoy aspira a ser el relevo presidencial de Morena para 2024.

 

Si la historia no se equivoca, Claudia y Adán Augusto tendrían que quedar fuera de la contienda, y el que podría llegar —¿también por otro partido?— sería Marcelo Ebrard, que habría cubierto el ciclo de 12 años como exjefe de Gobierno para llegar a la Silla del Águila.

 

Ésa sería la lógica de la historia moderna, aunque claro que no pasa de ser política-ficción, diría el clásico, además de que "ya no son los tiempos de antes y se busca una transformación", dicen por ahí.

 

Y, por cierto, en la historia política de la capital tampoco ha llegado nunca a la Jefatura ningún secretario de Gobierno, a menos que haya sido para sustituir al jefe y cerrar el changarro. Por si alguno anda 


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