Tras darse a conocer que Félix Salgado Macedonio ya no será candidato a la gubernatura de Guerrero, luego que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) de Morena ordenó, por unanimidad, evaluar de nueva cuenta los perfiles de los aspirantes a la candidatura de esa entidad.
Los integrantes de la CNHJ emitieron esta sorpresiva resolución, sólo en el caso del procedimiento presentado por la comisionada Zazil Carreras, y no se pronunciaron sobre el caso de Basilia Castañeda, una de las presuntas víctimas.
Lo más increíble era que simpatizantes de Morena marcharían este fin de semana en la Ciudad de México en contra de los propios candidatos que su partido propone para distintos cargos de elección popular, "por impresentables".
Bajo el lema de "No a los impresentables", la llamada Marcha en Defensa de la Democracia advierte que igual protestarían contra la perredización del partido, debido a que Claudia Sheinbaum y la dirigencia morenista han recolectado a varios perredistas de dudosa honorabilidad.
Y aunque no mencionaron ningún nombre en particular —ni siquiera el de Salgado Macedonio—, quienes conocen del tema identifican a Dolores Padierna, que si bien ya no es del PRD tampoco está afiliada a Morena, y Julio César Moreno, como los objetivos.
Esto porque desde que se supo que Sheinbaum estaba negociando con ellos para que asumiera las candidaturas de la 4-T en Cuauhtémoc y en un distrito federal de Venustiano Carranza, los militantes de ambos territorios se indignaron.
Calificaron a ambos políticos como impresentables, y desde entonces advirtieron que no irían con ellos en los territorios, y que, si la dirigencia no los escuchaba, entonces consultarán a las bases para decidir qué hacer.
Aunque por los rumbos del Antiguo Ayuntamiento han minimizado las inconformidades de la militancia, lo cierto es que, junto con la apertura a los impresentables, Sheinbaum se abrió al mismo tiempo un frente más peligroso al desplazar de las candidaturas a Ricardo Monreal.
Este tema en particular debería preocupar a la jefa de Gobierno, en primer lugar, porque en más de una ocasión el zacatecano ha demostrado que no es ningún manco. En segundo lugar, porque es de los pocos morenos que siempre han mantenido abierto diálogo con la oposición.
De por sí es un rival peligroso, pero más cuando ya no tiene nada qué perder en la Ciudad de México, donde al dejarlo sin candidaturas le soltaron las manos para hacer lo que le venga en gana en contra de los candidatos de su propio partido… incluso apoyar a los de enfrente.
Pero Monreal no es el único que debe preocupar a Claudia, pues hay varios diputados locales y federales que no están nada contentos con sus definiciones, y ya le dejaron claro que no bajarán a sus candidatos.
Nada más hay que entrar a las redes sociales de legisladoras como Rocío Barrera, que durante años ha trabajado por Venustiano Carranza y que una y otra vez ha sido frenada por Moreno, en ocasiones con violencia, para darse cuenta que las cosas no andan nada bien.
Y en lugar de tratar de cicatrizar las heridas que causó a la militancia, la jefa de Gobierno sale con la simpleza de pedir a los derrotados "altura de miras" un lugar común— para aceptar su derrota y sumarse a los elegidos por ella.
Claudia está muy verde y parece no entender que, si bien es la gobernante de la capital, ella no se apellida López Obrador como para que todos se le cuadren.
Aunque apenas es una marcha, por muy pequeña que pueda ser, pero después será una campaña territorial en contra, que puede hacer caer a varios de sus candidatos.
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