Rebeca Marín

Nuestro país tiene muchísimos sabores, pero el picante es indispensable para cualquier platillo e incluso para la economía. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, en el 2020 la producción de chiles en nuestro país alcanzó un nivel total de 3.3 millones de toneladas en los campos, esto representa un incremento anual de aproximadamente 84 mil toneladas.
Los datos de Agricultura muestran que en México se cuenta con un inventario de 64 tipos de chiles criollos, de los cuales, 25 se ubican en Oaxaca, 12 en Guerrero, 10 en Puebla, nueve en Veracruz, y el resto en otras entidades. Los chiles se clasifican por su taxonomía en especies, subespecies y variedades botánicas, los comerciales o cultivares, por su origen geográfico, el procesamiento después de la cosecha, o región de cultivo; por ejemplo, en nuestro país contamos con dos denominaciones de origen en cuanto a chiles:
Chile habanero de la península de Yucatán
Chile de Yahualica en Los Altos de Jalisco
Los chiles pertenecen al género Capsicum, Familia Solanaceae. Se ha documentado la domesticación de al menos dos especies en México: el chile tabasco o paradito (C. frutescens) y más de 100 morfotipos de C. annuum var. annuum 1; siendo esta última, la especie de mayor importancia por la gran variabilidad genética y morfotipos que presenta, pues incluye a los chiltepines, jalapeños, serranos, pimientos morrones, de árbol, ancho, guajillo, pasilla, etcétera.
El chile en México es una planta fundamental para la cocina y las tradiciones mexicanas, rescata la sabiduría de nuestros antepasados y la funde a la cultura de todos los grupos indígenas para colocarlo como uno de los alimentos básicos y estratégicos para la alimentación y la agricultura.
En la próxima ocasión que tu comida tenga un sabor muy picante, debes de recordar que eso impulsa a la economía de nuestro país.
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