La Barriada/Martín Aguilar/El miedo no anda en burro

La encuesta sobre preferencias electorales en la Ciudad de México, publicada en El Financiero el lunes pasado, alebrestó la granja morenista y prendió las alarmas, sobre todo porque en los últimos meses sólo han coleccionado derrotas en la capital.

 

A pesar de esos tropiezos, Morena cree que en 2024 será mero trámite retener la joya de la corona, por lo que no tardaron en desacreditar la citada encuesta, que da ventaja a la oposición, contrario a lo que ocurría apenas hace unas semanas.

 

Incluso la propia Claudia Sheinbaum afirmó que no se puede tomar en serio una muestra de 600 personas, aunque estos ejercicios estadísticos se miden con pequeñas muestras y tienen bases científicas.

 

La 4T sigue despreciando a la alianza opositora y confía en que, con la dispersión de recursos públicos, provenientes de los programas sociales, les alcanzará para comprar los votos que necesiten llevar a las urnas en 2024.

 

Pero de lo que no se dan cuenta es de que, en realidad, esa encuesta los mete en una peligrosa disputa interna, pues personajes que no se veían con posibilidades resurgen y otros que creían estar apuntalados nomás no pintan.

 

En este ejercicio están prácticamente en empate técnico Martí Batres y Rosa Icela Rodríguez, que son ubicados como favoritos de la militancia pejista, aunque ninguno de los dos estaría por arriba del otro de manera definitiva.

 

Tanto el secretario de Gobierno local como la titular federal de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana subieron sus preferencias internas, muy probablemente por la sobreexposición mediática que han tenido últimamente.

 

Claro que entre la oposición esta encuesta levanta igual ambiciones y envidias, pues al ponerlos como eventuales favoritos para recuperar la capital, la rebatinga entre aliancistas se pondrá también al rojo vivo.

 

Además de poner a pelear abiertamente en Morena a Rosa Icela y a Martí, una de las principales afectadas es la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, que apenas si pintó entre los encuestados, a pesar del rating que presume.

 

La sorpresa para los morenos es que Omar Hamid García Harfuch, jefe de la Policía local, cuya labor ha sido reconocida por segunda vez en menos de un mes por el Presidente de la República, oficialmente ya se colocó en la pista de corredores, pegadito a los punteros.

 

Éstas pueden ser malas y buenas noticias para García Harfuch: malas porque seguramente será el blanco de chicanadas por parte de los radicales, y buenas, porque lo ponen en la vitrina y eso puede generar una bola de nieve a su favor; dicen que caballo que alcanza…

 

No hay que olvidar que si los grupos se entrampan, siempre se necesitará una tercera vía para buscar equilibrios y, en una de ésas, le toca jugar ese rol. Los radicales ya lo ven como un riesgo real. 


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