Rebeca Marín
Ante la creciente inflación que acelera la pérdida del poder adquisitivo, las familias calculan gastar entre 2, 500 a 3 mil 500 pesos en una cena básica de Nochebuena y Navidad, en la que platillos tradicionales como bacalao, romeritos, pierna y pavo serán sustituidos por tostadas de tinga de pollo, pollo con mole y arroz o tacos de guisado.
A pesar de que este año prevalece un ánimo festivo entre la población, existe incertidumbre por la llegada de la variante Ómicron y la inflación que ha detonado un incremento de precios de entre 35 y 40%, por lo que las familias han dejado en el pasado la "fiebre de compras decembrinas" y mantienen mucha prudencia en el manejo de su presupuesto y control de sus gastos.
De acuerdo con un sondeo realizado por el Consejo para el Desarrollo del Pequeño Comercio y la Empresa Familiar (ConComercio), que dirige Gerardo Becerra López, el presupuesto que las familias capitalinas calculan destinar este año para la cena de Nochebuena y Navidad oscila entre los 2,500 y 3,500 pesos, pero sin contar la compra de bebidas alcohólicas.
A diferencia del año pasado cuando se cancelaron todas las celebraciones decembrinas, debido al semáforo rojo, este año hay mayor ánimo, porque en la sociedad ha permeado la importancia de las medidas de protección sanitaria, pese a que ciertos sectores del gobierno ha desestimado estrategias preventivas, como el uso de cubrebocas, sana distancia y evitar asistir a lugares concurridos.
Indicó que el poco dinero que hay en el bolsillo de los trabajadores y el incremento de la inflación está generando consumo, pero cada vez más razonado y cuidadoso, en el que se están evitando gastos que no sean indispensables y urgentes, como es la alimentación, el gasto en ropa, zapatos e incluso reparaciones domésticas que han quedado pendientes durante toda la pandemia por la falta de solvencia económica.
Entre los productos de la canasta básica que han registrado los incrementos más significativos, Gerardo López Becerra mencionó el caso del aceite de cocina que hace un año costaba 20 pesos, hoy cuesta 30 o 32 pesos, mientras que todos los productos cárnicos, ya sean pollo, puerco o res han aumentado casi al doble.
Hace un año el kilogramo de bistec de res estaba entre 120 y 130 pesos, ahora cuesta entre 170, 180 e incluso 200 pesos dependiendo la calidad y tipo de corte que se trate, indicó al señalar que para muchas familias estos productos se han vuelto inalcanzables.
Ante el encarecimiento de los alimentos, las familias cambiarán los platillos tradicionales navideños por una cena básica de tostadas de tinga de pollo, arroz, frijoles, aguas de frutas y quizá un corte económico de cerdo, indicó al señalar que el gasto estimado de una familia en la cena de Nochebuena y Navidad será entre los 2,500 y 3,800 pesos.
En el caso de que las familias opten por preparar una cena con bacalao, espagueti o pastas frías, postre típico navideño, así como dos o tres botellas de bebidas, el costo podría aumentar entre dos mil o tres mil pesos más.
Se esperaba que la población en condición de pobreza y menos favorecida pudieran tener una mejor condición económica, son los que principalmente están sufriendo el impacto del encarecimiento de precios y pérdida del poder adquisitivo, debido a que el ingreso de los trabajadores y el nivel de empleo que se tenía antes de la pandemia todavía no se ha podido recuperar", señaló.
El presidente de Con Comercio precisó que a pesar de que los comercios registran mayor actividad que el año pasado, sus niveles de venta todavía no se han podido recuperar y ahora están pagando los adeudos que adquirieron durante todo el año.
"Los comercios están vendiendo para pagar sus deudas en renta, préstamos familiares, tarjetas de crédito o deudas a proveedores", indicó López Becerra al considerar que la economía de las empresas capitalinas continúa en terapia intensiva y en condiciones de sobrevivencia.
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