Ajustarse a la ley, demanda Joaquín Coldwell a Calderón


Ante la mirada de la cúpula priista,  Jorge de la Vega Domínguez tomó protesta a Pedro Joaquín Coldwell.

En un proceso fast track y de manera unánime, Pedro Joaquín Coldwell rindió protesta como líder nacional sustituto del PRI y en su primer discurso arremetió contra el presidente Felipe Calderón y el gobierno federal.

En una de las intervenciones más duras del priismo hacia el gobierno federal desde la gestión de Beatriz Paredes, Joaquín Coldwell exigió al Ejecutivo federal que ajustara su conducta al mandato de la ley y actúe con imparcialidad.

"Ante la debilidad de sus precandidatos, el gobierno panista recurre a toda suerte de artimañas para agredir a las fuerzas políticas que como la nuestra le disputan el poder. Por las acusaciones temerarias lanzadas desde la presidencia, hasta el uso faccioso de la procuración de justicia, todo se vale con el objeto de descalificar al adversario", señaló.

En medio del debate que se ha librado desde la esfera federal y el aspirante presidencial, el senador reclamó que el costo lo pague la sociedad.

El nuevo líder nacional jugó la carta de la gobernabilidad y advirtió que fue el PRI el que evitó una crisis de ingobernabilidad al permitir la toma de protesta hace seis años y con la apertura de los gobernadores a la alternancia; sin embargo, exigió una actitud distinta por parte de Calderón.

A cambio prometió una alianza con todas las fuerzas políticas y los organismos electorales para blindar las campañas contra la injerencia del narcotráfico.

"Al gobierno le exigimos que no haga de este tema una arma para minar la confianza en las autoridades electorales, socavar el proceso o agredir a partidos y candidatos", sentenció.

También habló del futuro partidista y frente al ex candidato presidencial Roberto Madrazo que veía todo desde la primera fila, aseguró que el PRI tiene ante sí una oportunidad que no tenía desde hace 12 años: la de recuperar la Presidencia de la República y la mayoría en el Congreso.

Con Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones —quien reapareció después de su declinación—ocupando un lugar en el presídium, Joaquín Coldwell urgió a cerrar filas.

Obtuvo aplausos y porras para Enrique Peña e incluso una ovación de pie para Beltrones cuando le reconoció su contribución para la unidad.

Advirtió que a pesar de los estereotipos que se han construido del partido, éste no fue autoritario en su momento y más aún, había alejado al fascismo y al comunismo, "los mayores autoritarismos del siglo XX que flagelaron muchas regiones del planeta.

"Los priistas miramos hacia el futuro. Hay que tenerlo claro, nos dirigimos a la renovación, no a la restauración", señaló.

No se mencionó a Humberto Moreira, como si omitirlo fuera algo similar a un bálsamo.

Sin embargo, otros pasados se reivindicaron, estuvieron presentes algunos que habían desaparecido de los escenarios. En primera fila se ubicó Roberto Madrazo, que fue blanco de abrazos y saludos.

También en el sitio de los gobernadores estaban Fidel Herrrera, Ulises Ruiz, Eugenio Hernández y José Reyes Baeza; algunos con sana distancia de sus sucesores también presentes.

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