El Financiero, fin de un ciclo

El Financiero, fin de un ciclo

Contracolumna/

José Martínez M. (*) 


Rogelio Cárdenas Pérez-Redondo fue un periodista forjado en el viejo Excélsior en los tiempos de reportero de Julio Scherer. Eran buenos amigos. Scherer era la estrella de la fuente política y Cárdenas brillaba también con luz propia. Le decíanEl Barón, porque Cárdenas Pérez-Redondo era un tipo educado, un caballero. Fundó la columna "Frentes Políticos" que era un referente en aquellos años por la rigurosidad de su información.

Mientras Julio Scherer se consolidaba como el gran periodista y apuntaba para dirigir, pocos años después, el mítico Excélsior, el reportero Cárdenas Pérez-Redondo se enfrentó a la disyuntiva de dejar el periodismo, la profesión que más amaba y en la que concluyó entregado sus últimos días. En diciembre de 1964 recibió la invitación de un político extraordinario, don Jesús Reyes Heroles, a la sazón designado director General de Pemex, quien propuso a Cárdenas Pérez-Redondo ser director de prensa de ese organismo.

La columna de la que fue titular pasó a cargo de Ángel Trinidad Ferreira, quien le dio un nuevo impulso a "Frentes Políticos"; después pasaría a Francisco Cárdenas Cruz y, así sucesivamente, hasta sucumbir como un cesto de chismes y boletines.

Tras su paso por la administración pública Rogelio Cárdenas Pérez-Redondo adquirió con sus ahorros la agencia de prensa Informex, que se encontraba a punto del colapso. La empresa no prosperó y hubo que venderla para dar paso a mediados de los setentas a una nueva agencia de noticias con el nombre deServicios de Información Económica y Financiera (SEFI), ahora con el apoyo de su hijo Rogelio Cárdenas Sarmiento y el reportero Alejandro Ramos Esquivel.

En los estertores del gobierno de López Portillo y después del gran fracaso de quien se había comprometido a "administrar la abundancia", años en los que el ingeniero Jorge Díaz Serrano director de Pemex sostenía que "vender petróleo era como vender tomates", Rogelio Cárdenas Pérez-Redondo tuvo la visión de fundar un periódico especializado en finanzas. El entusiasmo de su hijo Rogelio Cárdenas Sarmiento y su alter ego, Alejandro Ramos Esquivel, era contagioso. Así se dio paso en octubre de 1981 a la fundación de El Financiero. Pieza imprescindible fue Pedro Álvarez del Villar, quien se encargó del diseño y la jefatura de redacción de este periódico.

Para el efecto se habilitó una casa rentada en la colonia Anzures, en la calle de Milton número 66. (Un dato curioso, enfrente de las modestas instalaciones del periódico vivía la pareja sentimental de Díaz Serrano, Helvia Martínez Verdayes, quien había sido su secretaria y quien provocó la fractura en el matrimonio del empresario y político. Helvia, quien a los 16 años de edad posó desnuda para el escultor Juan Olaguíbel, fue la inspiración para la Diana Cazadora, cuyo nombre verdadero es el de "La Flechadora de las Estrellas del Norte", obra inaugurada en septiembre de 1942, cuando el regente del Distrito Federal era Javier Rojo Gómez, en el sexenio del presidente Manuel Ávila Camacho).

La aparición de El Financiero no pudo ser más oportuna. Tras López Portillo desembarcaría una nueva generación de políticos con otro lenguaje, el de la crisis. Fue la etapa de los tecnócratas –los que según José Ángel Gurría –hoy al frente de la OCDE-, tenían el proyecto de gobernar el país por un lapso de 30 años.

Fue así que conocí a don Rogelio Cárdenas Pérez-Redondo y su hijo Rogelio Cárdenas Sarmiento. El ahora autor de la Contracolumna llegaba del unomásunode Manuel Becerra Acosta, a trabajar como reportero del incipiente periódico El Financiero, donde un pequeño grupo de periodistas de la revista Proceso y otros medios se sumaban a ese proyecto, entre otros Francisco Gómez Maza, Estela Morales, María Esther Unsurrunzaga, Connie Gómez, Yuri Serbolov, Gustavo Lomelín.

No más de 40 personas integrábamos el periódico entre reporteros y trabajadores de talleres y administración, donde el jefe de información era Alejandro Ramos Esquivel y Rogelio Cárdenas Sarmiento daba los primeros trazos de lo que sería, al paso de los años, uno de los diarios más importantes del país en las últimas décadas, proyecto al que se sumaron después algunos analistas como Enrique Quintana, Francisco Sandoval, Samuel García, Ignacio Catalán y muchos más. Allí a finales de los ochenta en El Financiero se inició Carlos Ramírez como columnista político, aunque desde Proceso era reconocido por su trabajo como reportero de asuntos económicos.

También por El Financiero pasó Ignacio Rodríguez Reyna, hoy uno de los editores más prestigiosos del país, cuya revista Eme Equis y su equipo de colaboradores han recibido innumerables premios y reconocimientos.

Mi relación personal con Carlos Monsiváis era extraordinaria y aún más con don Emilio Krieger Vázquez, abogado de los presos políticos del 68 y protector del ingeniero Heberto Castillo, fundador del Partido Mexicano de los Trabajadores.

Esa relación me llevó a proponer al director Rogelio Cárdenas Sarmiento la incorporación de Monsiváis y Krieger como articulistas. De inmediato se aceptó mi propuesta y el periódico iniciaba así una nueva etapa que se enriquecería con la colaboración de políticos de todas las tendencias para escribir en las páginas de opinión editorial. Luis Donaldo Colosio era uno de ellos cuando despuntaba como diputado por el PRI. En esta parte política fue importante la participación de Rodolfo Guzmán, como jefe de información política de El Financiero.

Después del terremoto del 85, un año después ya instalados en las nuevas oficinas de la calle Lago Bolsena, en la colonia Anáhuac, con los mínimos recursos pero con el apoyo de Rogelio Cárdenas Sarmiento, tuve el privilegio de fundar la red de corresponsales en las principales ciudades del país. Ya establecida una pequeña mesa de redacción se sumaron a mi equipo un grupo de incipientes periodistas; uno de ellos fue Marco Lara Klhar, quien fue uno de mis principales apoyos para abrir las secciones regionales de El Financiero en los estados de Puebla, Morelos, Querétaro y Estado de México, en las que se encartaba la sección nacional. Así fue creciendo poco a poco el periódico.

Después me tocó fundar la sección de Análisis Político, que tuvo una vital importancia dentro de este medio especializado en finanzas y economía, como ocurrió con Víctor Roura con su sección cultural, una de las mejores en los medios impresos del país. A Carlos Ramírez y a mí nos tocó convencer a Rogelio Cárdenas de la importancia de contar con una sección cultural y de incorporar a nuestras filas a Roura, lo cual resultó todo un éxito.

En la primera etapa del periódico la presencia de Sergio Sarmiento –quien tiempo después despuntaría en TV Azteca como uno de sus principales analistas y ejecutivos- fue fundamental. Sergio, primo hermano de Rogelio Cárdenas Sarmiento, se mimetizaba para escribir. Usaba pseudónimos escribiendo columnas y llenar las dos planas de Opinión, al mismo tiempo se daba a la tarea para escribir en el Wall Street Journal y trabajar para la Enciclopedia Británica. En algunas ocasiones que llegó a faltar material para las páginas de Opinión tuve que entrar al quite y de esa manera cerrar la edición.

Cuando el periódico comenzó a despuntar a finales de los ochenta –y la enfermedad de don Rogelio Cárdenas Pérez-Redondo a agravar- tomó las riendas de lleno Rogelio Cárdenas Sarmiento quien había realizado estudios de economía en la Universidad Anáhuac, donde también enseñó algunos años. También estudió en las universidades de Cambridge y Sussex, en la Gran Bretaña, y luego se especializó algún tiempo en economía petrolera en París. Fue así que a su regreso a México, al comienzo de los ochenta, estaba listo para iniciar la empresa periodística a la que, literalmente, entregó su vida, El Financiero.

Fueron muchas las presiones que se padecieron desde el poder. Carlos Salinas de Gortari recurrió a testaferros para abrir un litigio y tratar de despojar de la propiedad del título al periódico. Finalmente prevaleció la razón y El Financiero mantuvo su nombre y su prestigio. La demanda correspondía a un pasquín que llevaba por nombre "Boletín minero y financiero de México", que se prestó al chantaje del presidente Salinas.

A partir de los noventas el periódico se consolidó y muchas firmas concurrieron para fortalecerlo. Miguel Ángel Granados Chapas, Humberto Musacchio, Raymundo Riva Palacio y otros más se sumaron. La salida del periódico Reformale pegó duro a El Financiero y el diario, a los pocos años, comenzó su declive. Contribuyeron a ello malos manejos administrativos y un mal manejo de su política editorial.

Durante un poco más de seis años se hizo lo imposible para sostenerlo, pero ningún presunto comprador se quiso hacer cargo del diario. Veían inviable su saneamiento. El propio Carlos Slim dijo no, hasta que por fin apareció Comtelsat, que tras liquidar al director con 3 millones 600 mil pesos y un pago de cinco millones de dólares por las acciones de la heredera María del Pilar Estandía González Luna y el saneamiento de las deudas del periódico por más de 300 millones de pesos, se realizó su cambio de propietarios, dando fin a un ciclo a uno de los más importantes diarios del país, como lo fue El Financiero.

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*José Martínez M., es periodista y escritor. Es Consejero de la Fundación para la Libertad de Expresión (Fundalex). Es autor del libro Carlos Slim, Los secretos del hombre más rico del mundo, y otros títulos, como Las enseñanzas del profesor. Indagación de Carlos Hank González. Lecciones de Poder, impunidad y Corrupción La Maestra, vida y hechos del Elba Esther Gordillo.

♠Paréntesis

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