La Barriada/Martín Aguilar/Y vuelve la burra al trigo

Como una vez lo habíamos comentado en este espacio, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez Hernández, manifestó al Congreso capitalino su intención de reelegirse para desempeñar el cargo cuatro años más. 


Aunque la fecha límite para solicitarlo era el 9 de agosto, la funcionaria entregó el lunes pasado una carta a la presidencia de la Mesa Directiva, en espera de que el documento sea turnado a la Comisión de Derechos Humanos de Donceles para su análisis. No es la primera vez que quien encabeza ese organismo busca reelegirse, pero los dos últimos funcionarios que lo buscaron fallaron en sus propósitos.

 

En 2014 lo intentó Luis González Plasencia, quien se quedó a dos votos de ser ratificado por los diputados locales. Cuando parecía que todo estaba planchado a su favor, las cuentas no le salieron y los legisladores convocaron a un nuevo proceso.

 

No es que el doctor tuviera mala imagen, pero en la jefatura de Gobierno —entonces ya encabezada por Miguel Ángel Mancera— tenían otros intereses, pues querían que fuera alguien de su equipo cercano, proveniente de la UNAM.

 

Fue así como al final Manuel Granados, entonces líder de la Asamblea Legislativa, operó en Donceles para cerrar el paso a González Placencia, quien había llegado al cargo con la bendición de Marcelo Ebrard.

 

Se abrieron nuevas inscripciones y se realizaron las respectivas entrevistas, aunque desde un principio se sabía que Perla Gómez Gallardo sería la elegida, pues así lo habían decidido desde el edificio del Antiguo Ayuntamiento.

 

Luego de hacer todo el show, la doctora Gómez Gallardo fue aprobada por unanimidad en la ALDF y, después de transitar sus cuatro años en el puesto, sondeó la posibilidad de repetir, pero no obtuvo el consenso y optó por desistir. En ese contexto llegó al cargo Ramírez Hernández, quien sin ningún padrino en el gobierno logró el apoyo de varias ONG, que empujaron fuerte para que su candidatura caminara.

 

A pesar de no ser la favorita, poco a poco fue juntando los apoyos necesarios en Donceles, hasta que fue nombrada por unanimidad, con todo y que la fracción del PRD había amenazado con vetarla. Su intención de reelegirse se enmarca en un contexto muy distinto al de sus antecesores, que en poco tiempo perdieron la confianza de las organizaciones civiles, lo cual no ha ocurrido en el caso de Nashieli.

 

No llegó al cargo con la bendición de Claudia Sheinbaum por la sencilla razón de que aún no estaba en el gobierno, pero ha podido transitar durante su administración, manteniendo una relación institucional, alejada de grillas y grupos políticos.

 

Si bien no es monedita de oro, las fracciones en el Congreso de la CDMX no tienen agravios de su parte y su imagen ante la sociedad civil es buena, pues ha llevado la promoción de los derechos humanos a cada rincón de la capital, con brigadas constantes en cada alcaldía.

 

Por supuesto que no tiene segura la ratificación, pero el contexto en que la está buscando es absolutamente diferente al de quienes la precedieron y fallaron. 


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