Rebeca Marín
El Senado aprobó este miércoles gran parte de los aranceles anunciados en septiembre por el gobierno a cientos de productos procedentes de China y otros países con los que México no tiene acuerdos comerciales y que afectarán, entre otras importaciones, a textiles, calzado, papelería, electrodomésticos, coches o autopartes.
Tras un debate que se extendió por un par de horas, el Senado avaló la tarde del miércoles, con 76 votos a favor, 5 en contra y 35 abstenciones, una reforma que contempla incrementos arancelarios de hasta 50 por ciento a partir de enero a miles de productos importados para atender los desequilibrios comerciales.
La medida, que salió adelante en ambas cámaras gracias a la mayoría oficialista, conlleva ingresos estimados en más de 2,500 millones de dólares para el Estado y ayudará a proteger la industria nacional, según el gobierno.
Sin embargo, para los expertos, el objetivo prioritario de este giro en la política comercial mexicana es intentar conseguir beneficios en las actuales negociaciones con Washington.
"La razón de fondo tiene que ver con Estados Unidos, tiene que (ver con) la revisión del T-MEC que se aproxima, con las negociaciones para conseguir reducciones, exenciones a los aranceles que enfrenta México en este momento para acceder al mercado estadounidense", afirma Óscar Ocampo, director de Desarrollo Económico en el Instituto Mexicano para la Competitividad.
El problema, agregó Ocampo, es que México puede "estar cediendo" ante las presiones de un imprevisible Donald Trump antes de tiempo y este proteccionismo supone un viraje en la política comercial de México que va "en la dirección incorrecta".
En su opinión, "están metiendo en un problema a un número muy grande de sectores", desde las autopartes, los plásticos, hasta ciertos productos químicos o textiles porque los aranceles generarán disrupciones en las cadenas productivas, elevan costos y pueden "generar presiones inflacionarias en un contexto donde la economía mexicana está en plena desaceleración".
El académico consideró, además, que no será fácil para México la sustitución de ciertas importaciones "desde productos tan básicos como unos tenis, hasta hornos de microondas, que en México no se producen hoy por hoy". Cualquier cambio toma tiempo y es costoso, agregó.
México anunció en septiembre aranceles de hasta 50 por ciento y aunque ha rebajado los gravámenes a ciertos productos textiles, hilos, calzado, material escolar y de oficina o cosméticos, lo ha mantenido fundamentalmente en los vehículos, electrónicos o siderurgia.
A diferencia de lo realizado por la administración Trump, el gobierno mexicano insistió en que todos sus acomodos se daban con apego a las reglas de la Organización Mundial de Comercio.
China será el país más afectado, de donde México importó casi 130,000 millones de dólares en 2024 —una cifra solo superada por las importaciones desde Estados Unidos—. Los otros países impactados serán Corea del Sur, después de Tailandia, India, Filipinas e Indonesia.
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