Los dirigentes ofrecían el respaldo de sus agremiados a los candidatos de la 4T, como si aún tuvieran el control sobre ellos; las bases mostraban su adhesión a Taboada y exigían a gritos la salida de Morena del gobierno.
Fue muy contrastante el festejo del Día del Trabajo, pues mientras el inquilino de Palacio Nacional invitó a comer a los muchachones del sindicalismo, los burócratas buenos se reunieron con la oposición sin siquiera un vaso de agua de por medio.
Nada contentos debieron quedar los morenistas luego de que los trabajadores del gobierno se reunieran no sólo con Taboada, sino también con los candidatos a alcaldes, concejales y legisladores de la alianza opositora.
El de Taxqueña pareció más un acto para sellar un pacto político en contra del oficialismo, que cada día ve que, al menos en la Ciudad de México, se va quedando sin apoyos.
Y es que mientras la oposición se muestra más unida y entusiasmada rumbo a los comicios, Morena y sus aliados muestran preocupación por el ánimo electoral que está tomando la capital, donde los ciudadanos no están conformes con el régimen.
A cuatro semanas de los comicios, el partido oficial no ha podido cerrar las heridas que dejó su desaseado proceso de selección de candidatos, donde la mayoría se sintió engañada por la simulación de encuestas para disfrazar el dedazo.
Una vez más, los cercanos a la cúpula morenista se quedaron con las candidaturas importantes, mientras quienes se parten todos los días el alma en el territorio fueron relegados a puestos secundarios, si es que alcanzaron algo.
Aunado a eso, el sectarismo de Clara Brugada, cuyo grupo controla el partido en la CDMX, le cerró la puerta a muchos liderazgos, que optaron por buscar a Taboada para ponerse a sus órdenes, porque intuyen que será el próximo jefe de Gobierno y los puede incluir.
Todo el mundo tiene claro que el punto de quiebre en la contienda se dio tras el segundo debate, donde el exalcalde de Benito Juárez dobló a Brugada, quien, desde entonces se muestra muy preocupada, pues sus propios números indican que su ventaja en las encuestas se esfumó.
Por primera vez Santiago está arriba, y todo el mundo sabe que cuando el segundo lugar rebasa al puntero, se da el cruce definitivo y esa inercia ya nadie la puede parar. De ahí la frase de "caballo que alcanza gana".
La información no pasa desapercibida para los simpatizantes de ambas opciones. Quienes no quieren al gobierno, se envalentona; quienes lo defienden, se apachurran, pues les va cayendo el veinte de cuál será el resultado final.
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