Como no queriendo la cosa, en el debate del domingo por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, el aliancista Santiago Taboada lanzó lo que pareció ser una amenaza velada: "Cuando asuma el poder impulsaré una reforma para elegir nuevo fiscal en la capital".
La frase pasó desapercibida por casi todos, que estaban concentrados en el agarrón por los temas del agua y del presunto cártel inmobiliario, asunto que ya ni a los propios simpatizantes de la 4T entusiasma.
Esa frase trajo a la memoria que hace algunas semanas Santiago se reunió con Omar Hamid García Harfuch, y el exsecretario de Seguridad Ciudadana le preguntó que cuál sería su actitud en caso de ganar las elecciones.
La respuesta del exalcalde fue concreta: "No voy a gobernar viendo el retrovisor". Dejó claro que se enfocaría a mirar hacia adelante, dejando atrás cualquier intento de venganza contra los que habían intentado hacerle la vida imposible.
En su momento, esas reuniones llamaron la atención por dos cosas: la primera es que, si Omar Hamid iba, era porque tenía autorización, pues es un tipo disciplinado, incapaz de saltarse alguna tranca.
Pero la segunda era la más importante: si le preguntó a Santiago cómo gobernaría si gana, es porque ya había dudas de que Clara Brugada pudiera levantar.
La exalcaldesa de Iztapalapa nunca logró despegar más allá de los puntos con los que arrancó la contienda. Además, fue cortando a los grupos que no se la habían jugado con ella en las internas del partido; ni siquiera a Claudia Sheinbaum escuchaba.
Esta advertencia por impulsar una reforma que garantice que en la capital del país haya una Fiscalía de Justicia realmente autónoma tendría que ser tomada en cuenta por algunos morenistas que no agarraron fuero.
Entre ellos la exfiscal de la capital del país, porque, si el aspirante aliancista obtiene el triunfo en las urnas, lo más probable es que Ernestina Godoy no consiga los votos para entrar al Senado y tendría que poner sus barbas a remojar.
Otros que traen su propia fiesta y no les importa la advertencia de Santiago son el jefe de Gobierno sustituto, Martí Batres, y el fiscal pirata, Ulises Lara. Los cuñados decidieron arremeter contra Taboada, ahora por supuestas irregularidades en la compra de patrullas.
Más vale que la parejita diabólica tenga pruebas de las acusaciones, porque deben recordar que ninguno de los dos tendrá fuero y, si gana Taboada, seguramente no volverán a dormir tranquilos durante un buen rato.
El panista podrá argumentar entonces que se comprometió a no gobernar con el retrovisor, pero que Martí y Ulises se le pusieron enfrente y que no pudo esquivarlos a la hora de acelerar.
Los cuñaditos parecen ser los únicos que creen las encuestas de sus amigos, que ponen a Brugada más de diez puntos arriba. Sólo así se explicaría el cochinero que hacen desde la Fiscalía para echarle la mano a Clara en su campaña por el gobierno capitalino.
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