Fwd: La Barriada/Martín Aguilar/La traición reina en Morena

Por muchas fotografías que se tomen juntas presumiendo unidad, Claudia Sheinbaum y Clara Brugada van en rutas diferentes y sus desacuerdos crecen conforme se aprieta la definición de candidaturas en la CDMX.

 

Quienes piensen que está olvidado el agravio que Brugada le hizo a Sheinbaum, al echarle encima al auditorio de la Arena México para obligarla a entregarle la candidatura a jefa de Gobierno —que la corcholata mayor quería para Omar Hamid García Harfuch—, se equivocan.

 

Obviamente, la aspirante presidencial quiere que los capitalinos voten por ella para la Presidencia de la República, pero no está convencida de que Clara gane la capital, porque sería una piedra en su zapato.

 

Y es que Claudia no tendría la fuerza de Andrés Manuel López Obrador y quiere ser la única referencia de la 4T, sobre todo porque le quedó claro que una parte muy importante de Morena no la sigue.

 

La capital es clave no sólo para la oposición, sino para los propios morenistas, que traen proyectos diferentes entre sí, sobre todo del lado de los radicales.

 

Se supone que para estas fechas estarían definidas las candidaturas de la CDMX, pero se pasaron hasta el 14 de febrero, pues están atorados en las alcaldías que apoyaron a Clara en las internas contra García Harfuch.

 

Brugada tuvo que ceder Iztapalapa para Aleida Alavez, pues no podía quedarse con todo después de que le dieron la candidatura a jefa de Gobierno. La bronca viene con los alcaldes que desafiaron a Claudia en las internas, concretamente de GAM, Xochimilco y Milpa Alta.

 

En esas tres alcaldías los titulares quieren imponer a sus sucesores y buscan aplicar la misma fórmula de Clara para obligar a su partido a complacerlos o no responden por los votantes.

 

En GAM, Francisco Chíguil quiere de relevo a Beatriz Rojas, su esposa, o a su secretario de Desarrollo Social, Rubén Linares; en Milpa Alta, Judith Vanegas busca repetir y, en Xochimilco, Jose Carlos Acosta quiere heredar a su directora de Administración, Erika Rosales.

 

Si no los complacen, los alcaldes prefieren dejar el poder en manos de sus enemigos, con los que incluso ya han platicado. El ejemplo más claro es el de Acosta en Xochimilco, que ya platicó con el PAN para entregar la plaza si Morena lo deja fuera.

 

Prefiere que se quede la panista Wendy González, para lo cual ofrecería los votos de Erika a cambio de una parte del pastel y garantía de impunidad. En el caso de Milpa Alta, quiere regresar el exalcalde Octavio Rivero, diputado local.

 

La cosa es que Rivero falló en el proceso de ratificación de Ernestina Godoy y quedó muy quemado. En GAM, Chíguil no va a permitir que Arnulfo Cravioto o alguien de Martí Batres llegue y prefiere dividir el voto.

 

El tema es que los caminos de Claudia y Clara van en rutas diferentes y que sus equipos chocan, generando traiciones que cada vez son más. Por eso Morena aplazó la designación en esas alcaldías y definió solamente las que están perdidas o en manos de la oposición. 


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