La Barriada/Martín Aguilar/No todo está perdido

Luego de que los duros de Morena obligarán a Claudia Sheinbaum a bajar a Omar Hamid García Harfuch de la Jefatura de Gobierno, quienes lucen desamparados son las rémoras que se querían montar en la candidatura de Batman.

 

Incluso perdiendo, El Caballero de la Noche ganó, pues de ser un desconocido en 2019, en sólo cuatro años mostró el gen que lleva en su sangre, y hoy por hoy se coloca como uno de los activos políticos más valiosos de la izquierda, aunque no lo quieran.

 

Si Claudia Sheinbaum gana la Presidencia de la República, él tendrá una posición importante en su gobierno, pero quienes se estarán tronando los dedos son los caciques que lo coparon y que ya se sentían en las nubes.

 

Los secretarios del Bienestar y del Trabajo, Rigoberto Ochoa y José Luis Rodríguez, respectivamente; el asesor Víctor Hugo Romo; el señor de Venustiano Carranza, Julio César El Nenuco Moreno, y el alcalde de Iztacalco, Armando Quintero, entre otros, lloran su derrota.

 

Aspiran a alguna migaja, pero tendrán que apuntar hacia el gobierno federal, porque en la ciudad jugaron del lado equivocado y los morenistas –al fin perredistas recargados– son muy vengativos.

 

Tendrían que formarse atrás de quienes fueron sus gatos; son los huérfanos de Omar Hamid, a quienes del plato a la boca se les cayó la sopa.

 

Ni esperanzas de que la propia Claudia les garantice algo en la capital, pues ya vio que le dieron un bastón sin baterías. Tendrán que agachar las orejas y arrimarse a Clara Marina Brugada, que será la mandamás en la ciudad.

 

Por cierto, la semana pasada Sheinbaum acabó colérica, pues luego de que el 24 de octubre los duros de Morena le hicieron el vacío en el Estadio Azul, aceptó que le repusieron el evento el jueves en la Arena México, donde ahora sí se la retacaron… de enemigos.

 

Los puros le atascaron las gradas y la hicieron ver sin discurso, sin control y, sobre todo, sin fuerza alguna. Exigió silencio y le gritaron más fuerte; pidió unidad y obtuvo división.

 

Quedó secuestrada por los gritos de los simpatizantes de Clara Marina, quienes le dejaron claro que no aceptarían otro resultado que no fuera la victoria de la alcaldesa; Claudia se veía desconcertada.

 

Salió del evento echando chispas por la trampa en que –por segunda ocasión– le tendían en su partido, cuyos históricos la desafiaron abiertamente y, finalmente, la derrotaron.

 

Por mucho que dijera que el INE los obligó a dar cinco de las nueve candidaturas estatales a mujeres, si en realidad tuviera el poder en la 4T, habría operado para bajar a candidatos de otras entidades, para imponer al suyo en la Ciudad de México.

 

La lectura es que le dio miedo la reacción de los duros y tuvo que doblar las manos. Ahora hay que ver cómo le afecta en su autoridad dentro del partido, porque a Andrés Manuel López Obrador nunca le hubieran hecho eso.

 

Al final, Gatúbela se impuso a Batman, con la ayuda del Guasón Batres y el script de El Acertijo de Palacio. Los derrotados fueron El Pingüino de la Venustiano Carranza, el Robin del PVEM y el mayorDomo de la baticueva.

 

Y, claro, La Batichica del bastón sin pilas. 


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