La Barriada/Martín Aguilar/Sheinbaum contra Xóchitl

Pese a irregularidades y con varias denuncias, Morena ya definió a su candidata a la presidencia para 2024, siendo Claudia Sheinbaum, aunque ya se sabía, porque la ex jefa de gobierno fue colocada por el clásico dedazo de López Obrador y el que más perdió fue Marcelo Ebrard, además de denunciar todas las irregularidades como el embarazo de urnas y la alteración en las encuestas.

Y con la unción de Xóchitl Gálvez como candidata presidencial opositora, el Frente Amplio por México y Morena concluyeron con éxito la primera parte de su proceso selectivo, pues ahora los reflectores se concentran en la Ciudad de México, donde urge candidato.

 

Hace apenas unas semanas, todo el mundo daba por hecho que Santiago Taboada tenía el puesto en la bolsa y que solamente era cuestión de formalizar su nombramiento para que la maquinaria electoral se echara a andar.

 

El grupo panista del diputado Jorge Romero se sentía seguro de que el alcalde en Benito Juárez —uno de Los Cinco Magníficos de su grupo— sería ungido como abanderado aliancista a la Jefatura de Gobierno.

 

Pero debido al exitoso proceso que se siguió con Xóchitl, alcaldes y diputados —incluyendo algunos panistas— se empezaron cuestionar por qué en la capital del país no se llevaba a cabo una elección similar.

 

Y es que al interior de la Unión de Alcaldes opositores se empezaron a cuestionar que les quieran imponer la candidatura de Santiago, porque les dicen que es acuerdo de las dirigencias, solamente que a ellos nunca les preguntaron.

 

Quizá Romero y su equipo no se hayan dado cuenta de que los alcaldes son líderes políticos de sus respectivos territorios, y que no se les puede simplemente bajar una instrucción para alinearlos. Cada uno tiene un peso específico en el concierto capitalino; deben incluirlos en las definiciones.

 

¿De parte de quién viene la indicación de que todos nos bajemos en favor de Taboada? ¿Cuándo nos preguntaron si estábamos de acuerdo o si queríamos participar?, se preguntan.

 

La mayoría se inclina por un método similar al usado para la candidatura presidencial, pues todos los partidos tuvieron oportunidad de proponer precandidatos, que en el camino se fueron quedando hasta llegar a una definición.

 

A lo mejor funcionaría que PAN, PRI y PRD hicieran un proceso interno para que cada partido proponga dos aspirantes. Pudiera ser un hombre y una mujer, por ejemplo, para que sean incluidos en las primarias del Frente Amplio por la Ciudad de México.

 

Así nadie se sentiría desplazado, pues podrían ir a las primarias personajes como Adrián Rubalcava, Cynthia López Castro, Sandra Cuevas, Nora Arias, Alfa González, Víctor Hugo Lobo, Lía Limón, Mauricio Tabe y el propio Taboada.

 

Eso por citar a los que más han sonado en los partidos aliancistas y que, de alguna manera, son los que tendrían alguna posibilidad de ser competitivos, porque hay más, pero son pura pelusa.

 

Por eso, cada uno se tendría que ganar su lugar al interior de su partido, para participar después en la elección interna del Frente. Eso sería justo, aunque el problema es que en una elección en urnas, los partidos que tienen estructura estarían en ventaja.

 

O peor aún, Morena y sus aliados podrían intentar interferir para reventar la elección o inclinarla hacia algún lado.

 

Como quiera, ya se llegó el tiempo de la ciudad y, al menos, tendrían que llamar a un cónclave opositor para buscar acuerdos. 


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